Los telquines (en griego: Τελχίνες, ‘difamador’) son unas criaturas introducidas en la antología Shangri-La 93: Los Mitos de Ghisguth.
Apariencia[]
En el universo de Los Mitos, los telquines son una variante de los profundos, aunque notoriamente diferente de ellos. Tienen pinzas, tentáculos, aletas y extremidades similares a las de un cangrejo o una araña monstruosa. Sin embargo, conservan un torso vagamente humano.
Información conceptual y rol[]
En la mitología griega, eran los hijos híbridos de Ponto y Talasa, siendo los primeros habitantes de la isla de Rodas, que, por aquel entonces, se llamaba Τελχινίς (Telquinis) en su honor. Los relatos sobre los Telquines son muy pocos y escasos, y en ellos aparecen como cultivadores de la tierra y ministros de los dioses, como hechiceros y envidiosos démones (de los cuales se decía que tenían el poder de matar con sus mismos ojos y aspecto, de provocar el granizo, la lluvia y la nieve, y de adoptar cualquier forma, pudiendo, asimismo, mezclar el agua del Estigia con azufre para destruir animales y plantas) y como artistas. Según cuenta Ovidio, el dios Zeus no les perdonó el que manipularan los fenómenos atmosféricos, y acabó con ellos convirtiéndolos en rocas o inundando la isla de Rodas. Otros afirman que Artemisa les avisó o que, previendo el diluvio, lograron huir por mar en distintas direcciones, dejando a su sobrina Rodo como reina de Rodas una vez que la isla reapareció sobre las aguas. Solo los que habitaban en Yaliso perecieron en la inundación.
En su exilio, los telquines consiguieron llegar hasta Beocia, donde fundaron el templo de Atenea en Teumeso; otros arribaron en Creta, siendo los primeros pobladores de la isla. Allí la diosa Rea les confió la tarea de criar a su hijo Poseidón, lo que llevaron a cabo con la ayuda de Cafira, hija de Océano. Otra versión dice que Rea los acompañó a Creta desde Rodas, donde nueve de los telquines, conocidos como los Curetes, fueron seleccionados para criar a Zeus. El resto se dispersó por todo el mar Egeo, llevando sus conocimientos sobre metalurgia a lugares tan dispares como Chipre, Sición, Licia y Orcómeno. Sin embargo los dioses no consintieron su intromisión en asuntos divinos, acabando con ellos de diversas formas. Se cree que sólo los que llegaron a Sición lograron sobrevivir, bautizando la ciudad con el nombre de Telchinia.
Dentro de la cosmogonía de Shangri-La 93, los telquines son una variante de los profundos, pero adoradores de Ghisguth. Aunque no suelen nombrarse directamente, aparecen en los relatos Los tentáculos de la bruja y El abuelo. Dada su relación mitológica con la metalurgia, podrían tener relación con Ab-T'bohugha y Mordred. Aparentemente y por medio de extraños rituales que implican el uso del Manuscrito y la Daga de las profundidades, en conjunción con otros artilugios y grimorios, un hechicero puede transformarse (y transformar a otros) en telkines seguidores de Ghisguth. Aunque su entorno natural es el mar, pueden servirse de sus extremidades de artrópodo para desplazarse ágilmente por la tierra e incluso trepar paredes.
Muy probablemente habiten también en Islas Chiscut, la "tierra sagrada" de Ghisguth, donde convivirían con sus parientes los profundos.
Relatos[]
Obras de Ricardo Meyer[]
Los tentáculos de la bruja[]
Estas criaturas invaden el sueño del protagonista, transformándolo en una experiencia espantosa.
El grimorio de la verdad[]
Son criaturas que el protagonista dice ver y que lo están esperando antes de cometer su suicidio.
Obras de Yuke Kabula[]
Erebos[]
Aunque no se deja claro, es posible que los individuos de mayor tamaño que llevan su cuerpo completamente cubierto sean telquines.
El abuelo[]
El protagonista del relato es confrontado en la mansión por estas criaturas. Se da a entender que, al menos una de ellas, antes era un hechicero humano, pero se sometió a una transformación por medio de artes prohibidas.
El ídolo de la Ballena[]
Aparentemente, la abuela Jimena se transformó en una de estas entidades.
Curiosidades[]
- Según la mitología griega, en Rodas fundaron las ciudades de Cámiros, Yáliso y Lindos, donde los telquines fueron llamados Ialysii. En Licia construyeron el templo de Apolo Licio (Άπόλλων Τελχίνιος), aunque este dios ya había sido adorado por ellos en Lindos. En Yaliso y Camiro adoraron a Hera (Ήρα Τελχινία) y Atenea llevó en Teumeso (Beocia) el apellido de Telquinia. Las ninfas también se llaman por ellos "Telquinias".
- Se decía también que había inventado artes y tradiciones útiles, siendo los primeros en fabricar imágenes de los dioses. Ellos habrían fabricado la hoz con la que Crono castró a Urano y el tridente de Poseidón. En este sentido se les identificaría con los cíclopes.
- Se los ha identificado con los dáctilos ideos o con los «demonios orientales», llegando Estrabón a afirmar que aquellos de los nueve telquines rodios que acompañaron a Rea a Creta, donde criaron al infante Zeus, fueron llamados "Curetes". Se supone también que los Telkines o sus descendientes fueron los perros que mataron al cazador Acteón cuando fue transformado en ciervo por Artemisa, como castigo por haberla observado desnuda
- El diseño y de los telquines de Shangri-La 93 está vagamente inspirado por el Alien Baltan, de la saga Ultraman. Esto se debe a que Ricardo Meyer tuvo la idea de introducir a los telquines en Los Mitos de Ghisguth al ver una figura de este personaje que compartió Hideo Kojima, artista que tanto Yuke Kabula como él admiran por su forma de narrar historias. Esta figura le trajo a la memoria a los estas criaturas mitológicas decidiendo introducirlos de forma velada en la antología como una variante de los profundos, pero adoradores de Ghisguth y con una vinculación implícita con el culto Mordred.