
Egipto es un país soberano ubicado en el extremo noreste de África y que abarca la península del Sinaí.
Datos generales sobre Egipto[]
Tiene sus orígenes en la civilización conocida como Kemet, cuyo significado es "tierra negra" y que alude al color de los lodos del Nilo. El nombre con el que se conoce actualmente a la zona, Egipto, deriva de Αίγυπτος (Aigyptos), nombre que en su día le dieron los viajeros y comerciantes griegos, con los cuales la cultura nilótica entraría en contacto ya de forma tardía.
En la actualidad, el idioma oficial es el árabe y su dialecto local, conocido como árabe egipcio. Del egipcio antiguo no se ha conservado la pronunciación exacta -aunque puede reconstruirse parcialmente mediante el estudio de otras lenguas-, pero sí la escritura, que fue evolucionando con el paso de los siglos. Existe la escritura jeroglífica, de carácter pictográfico, pero también el hierático y el copto, que surgen de la simplificación de la escritura jeroglífica y, en el caso del copto, del influjo de los griegos. Se han conservado textos de diversos tipos, que van desde lo religioso-funerario hasta lo filosófico, pasando por lo administrativo y lo literario.
Aproximación a la religiosidad del Egipto faraónico[]
Dada la extensa cronología de la civilización del antiguo Egipto, la religión no se mantuvo inmutable, sino que fue transformándose en base a los cambios políticos y culturales de la región. Además, era frecuente que cada uno de los diversos nomos (unidad administrativa que puede asimilarse con la idea de "ciudad") hiciese su propia interpretación de la cosmogonía, teniendo su propia versión del origen del mundo y dando mayor peso a los dioses más populares de su zona. Normalmente, la relevancia económica y social del nomo condicionaba la popularidad de la que gozaban su cosmogonía y sus dioses en el resto de Egipto. Es precisamente por esto que no siempre existió la misma jerarquía entre las divinidades.
Entre el pueblo, el dios que gozaría de mayor popularidad desde el primer periodo intermedio -época que la historiografía tradicional considerada "de transición" entre el Reino Antiguo y el Reino Medio- sería Osiris, ya que ofrecía a sus seguidores la promesa de la inmortalidad y estaba vinculado con la tierra fértil, muy importante para una sociedad sustentada en la agricultura y la ganadería. También se daba peso a dioses asociados con fenómenos de la vida cotidiana, quedando el culto de los demás dioses más asociado con el faraón (que se equiparaba e incluso se ponía por encima de ellos) y con el clero local y estatal. De este modo, existía una diferenciación entre la religiosidad "oficial" y la de carácter más popular.
Hay que tener en cuenta que, tal como se puede intuir en base a lo expuesto hasta ahora, la religión tenía una importante presencia en la realidad cotidiana y en la concepción tanto de la vida como de la muerte. Los edificios orientados a su utilización y ocupación se construían en materiales perecederos, mientras que la arquitectura funeraria se realizaba en piedra, ya que las tumbas eran concebidas como viviendas para la eternidad.
La visión de Egipto en la literatura lovecraftiana[]
En el universo lovecraftiano no se da relevancia al Egipto contemporáneo, sino a aquellos aspectos, sucesos y personajes que eran propios de la región durante el extenso periodo que va desde el 4000 a.C. hasta el 30 a.C. Hay que tener en cuenta que, en gran medida, estos elementos se muestran adulterados por la visión que se tenía de Egipto en la época en que se escribieron los relatos en cuestión. Aunque en ese momento la egiptología ya existía como disciplina científica consolidada, entre la mayoría de la población la perspectiva que se tenía era una enormemente estereotipada, muy influenciada por las aportaciones de la ficción gótica anterior y la idea romántica de exotismo oriental, que llevaba a que con frecuencia se diera más importancia a los aspectos legendarios y a la superstición que a los conocimientos teóricos que por aquel entonces ya habían conseguido los egiptólogos de la época.
Características atribuidas por Lovecraft al ámbito egipcio[]
La literatura lovecraftiana atribuye a Egipto una serie de características, no siempre acertadas y muy condicionadas por lo expuesto anteriormente. Tales serían:
- Ambiente de misticismo, en el que han perdurado cultos y magias ancestrales.
- Gran criminalidad y abundancia de sectas peligrosas. Población exótica y sospechosa.
- Presencia de catacumbas, ruinas y otros secretos ancestrales ocultos bajo la arena del desierto.
- Especial vinculación con los Dioses Exteriores y en particular con Nyarlathotep.
La interpretación lovecraftiana de la religiosidad egipcia[]
En la literatura lovecraftiana no se profundiza demasiado en estos aspectos, limitándose a aludir a que se trata de una religión peculiar que adora a dioses con cabeza de animal y en la cual se da peso a la utilización de la magia. Se dice que esta religión fue ideada por el dios exterior Nyarlathotep y popularizada por el faraón ficticio Nefrén-Ka. Nyarlathotep habría sido adorado bajo diversos avatares, entre ellos la Bestia, el dios sin rostro y el León Negro, destructor de Egipto, criaturas cuyo aspecto habría inspirado el de la Esfinge de Guiza. Existe debate sobre si Set era otro avatar suyo o si lo era de Yig.
Por otro lado, hay que aludir a la veneración de los gatos, personificados en la diosa Bast, a la que en el universo lovecraftiano se la cataloga como diosa arquetípica. Howard Phillips Lovecraft era un amante declarado de los gatos, de ahí que en sus obras y en la de sus sucesores se dé tanto peso a este aspecto de la religiosidad egipcia.
En relación con el mundo funerario, en el universo lovecraftiano se interpreta literalmente la idea de "viviendas para la eternidad". Por ejemplo, en unas catacumbas ficticias situadas bajo la Gran Pirámide, el faraón Kefrén y la reina Nitocris habrían seguido viviendo junto con un séquito de sacerdotes con cabeza de animal, habiendo logrado la inmortalidad gracias a un pacto con la Esfinge, es decir, con Nyarlathotep.